El énfasis en ganar una discusión no es del todo compatible con dar prioridad a la verdad y a la coherencia de lo que decimos. Cierto. Para eso debemos usar otro modo de comunicación: el diálogo.

En un diálogo, el objetivo es ir más allá del entendimiento individual mediante un intercambio abierto de experiencias y pensamientos. En el diálogo, se presentan diferentes puntos de vista para poder descubrir un punto de vista nuevo y enriquecido. Además, cuando dialogamos el discurso es más coherente que cuando discutimos.

Pero ¿cuándo hay que discutir y cuándo debemos dialogar? Depende de las circunstancias. Las discusiones productivas desembocan en conclusiones, toma de decisiones y un plan de acciones para ejecutar. Los diálogos, en cambio, no buscan el acuerdo de opiniones ni la definición de actividades, sino más bien un nuevo entendimiento de los problemas.

Créditos de las fotos: Barbro Björnemalm, Michael Coghlan y Deb Nystrom