El modelo de Lean Startup aplicado al desarrollo de un producto consiste en validar una hipótesis de un negocio saliendo a hablar con los potenciales clientes para identificar problemas y señales que permitan crear una propuesta de valor. La hipótesis se valida construyendo un piloto con las funciones mínimas necesarias (MVP) para probar con los usuarios. Es un enfoque estrictamente analítco – ¿reactivo? – porque la hoja de ruta de la evolución del producto está subordinada a las mediciones del feedback de los usuarios (los famosos KPIs). Si el feedback no es positivo, toca pivotar y ajustar el rumbo. Esta forma de desarrollar nos permite obtener un producto a medida que resuelve un problema real. Si todo va bien, logramos el product market fit (en la jerga lean). El mismo enfoque aplicado a optimizar procesos se refiere a identificar deficiencias y eliminar los excesos para aumentar la fluidez.

Me encanta trabajar con Lean. Pero luego conocí Design Thinking y quedé un poco confundido.

Como ocurre con Lean, Design Thinking pone a los usuarios en el centro e intenta comprender qué problemas tienen y cómo se comportan en su mundo. Pero Design Thinking usa más empatía y busca ponerse en el lugar de los usuarios aplicando diferentes técnicas que ayudan a identificar aquello que resuelve esos problemas y sobre todo cómo se sentirán los usuarios con la solución. El objetivo final es construir una propuesta de valor. Pero en el caso de Design Thinking se trata más bien de lograr una conexión emocional alrededor de la cual gravitan los procesos de inspiración, ideación e implementación. Design Thinking utiliza herramientas visuales de comunicación y abundancia de post-its. En lugar de un MVP, el resultado final es algo más sustancioso que atiende las necesidades de los usuarios de forma más integral, contemplando también sus emociones. Si todo sale bien, los usuarios quedarán encantados con el producto.

Las dos estrategias ponen el foco en el usuario e iteran con prototipos para aprender de las interacciones del usuario con el producto. Todo esto se hace rápidamente para no invertir mucho tiempo ni recursos, evitando construir algo que no sirve. Ambos enfoques se aplican mucho en el universo de las startups.

Sin embargo, Lean parte de una hipótesis e intenta validarla rápidamente con un MVP mientras se recopilan mediciones a lo largo de todo el proceso. Es un enfoque más cuantitativo y analítico en la toma de decisiones que tal vez va mejor en proyectos que están en fases iniciales y requieren de mucha experimentación: Fail fast, fail safe. Design Thinking, por otro lado, pone más énfasis en identificar la audiencia antes de formular cualquier hipótesis, humaniza el proceso y usa un enfoque más cualitativo. En ese sentido, Design Thinking trata de imaginar un futuro mejor para los usuarios y parece más indicado para proyectos de innovación.

¿Sería posible combinar los dos enfoques?

Creo que sí, pero en diferentes etapas del proyecto. Esto nos permitiría crear no solo un producto útil, sino también algo que los usuarios estarían encantados de usar.